29 de abril de 2007

Mimos de mujer


No quiero hacer de este post un alegato feminista. Tengo más amigos que amigas, me he criado entre chicos y de momento sigo siendo heterosexual.

Pero, con la resaca de la fiebre psicosomática de anoche, y por culpa de la congestión nasal que no me ha dejado quedarme en la cama todo el día, como era mi intención, me he despertado temprano y con una sorpresa para desayunar. Mimos de Nadège, mi compañera de piso, que me ha traído un croissant y una napolitana. Ole. Y ayer me trajo gominolas y me puso una manta mientras intentaba convencerme de que no debía ir a trabajar. Y todo esto me ha dado qué pensar.

Mimos de mujer. La memoria de las sorpresas que nos hacen ilusión. Ver aparecer a Victoria con un ramo de flores (aunque son tantos tus detalles, Victoria, a lo largo de estos años, que tendría para un blog entero: la libreta de corazones, las pinzas con formas, el portatés, tus siempre deseadas postales, las chapas, las camisetas, el no olvidarte jamás de una fecha importante, el venir a mi casa con los ferrero rocher y algo más para reirnos con la Vida de Brian en momentos críticos...). Ver venir a Kika con una pulsera de la suerte, que es como la pluma azul de Dumbo, haciendo acto de presencia en un día difícil. Llegar a casa y encontrar una tarta de chocolate por si acaso el concierto ha sido más duro aún de lo que esperaba a priori. Un adorno navideño fantástico que deseaba desde hacía tiempo y que una memoria de mujer había recordado y me había regalado. Un mensaje a las 23:00 horas de "¿va todo bien? Si me necesitas, estoy al otro lado". Mujeres. Siempre mujeres.

Dándole vueltas a la cabeza, no recuerdo ningún amor, ningún amante y ningún amigo con memoria de mujer. Que recuerde cada cumpleaños, que sepa lo que más me gusta, que me traiga un huevo kinder de forma espontánea, que sepa que el milkibar blanco me vuelve loca y que los cactus son mi gran pasión. Mi hermano no es capaz de prepararle una cesta de desayuno sorpresa a mi padre por su cumpleaños, y eso que genéticamente somos muy parecidos. Aún espero que me den las gracias mis 2/3 partes por las cenas siempre presentes en sus conciertos. O que alguien devuelva mis voluntariosos esfuerzos de "voy a tu casa a darte mimos con tu catarro".

Mimos de mujer, los que yo hago, los que yo recibo. No necesitamos leyes de igualdad: ellos jamás van a estar a nuestra altura.

Mimos a todas. Y a ellos, mimos también.

H
pd: el cuadro es "Portrait of Marjorie Ferry", de Tamara de Lempicka

2 comentarios:

kika... dijo...

Las personas que me han protegido, como si de una especie de paraguas invisible contra la desolación se tratara, siempre han sido mujeres. La primera, mi madre. Y de ahí en adelante. Me han demostrado siempre que son (somos) más fuertes aunque insistan en vendernos que biológicamente es lo contrario.
Detrás de una gran mujer, en muchos casos (en el mío definitivamente es así), hay más grandes mujeres. Estoy de acuerdo contigo Henar, esto no es un alegato feminista. Simplemente es una constatación de la realidad.

Gracias, chicas, por todo. Imposible detallar todos los momentos: si había un troll, vosotras patrullábais, si yo lloraba, me secasteis las lágrimas, si tuve que darme cuenta de algo, todas supisteis cuándo decírmelo, si alguien cuida mi magia, son sobre todo mujeres...
Estoy hasta las narices de que nos digan que la solidaridad femenina no existe. Mentira podrida, inventada por a saber qué pretendido investigador de las mentes humanas. Yo sólo me he encontrado solidaridad femenina por todas partes...

Muchos besos de nuevo para todas!!!
K

Kelly dijo...

Yo sé que existe, la he visto. Ya sabeis que yo soy de las que llora hacia dentro pero eso no importa, vosotras veis mis lágrimas de todas formas ... Gracias por salvarme