20 de junio de 2007

Homo ornitorrinco


Pues bien, yo también he tenido una especie de crisis y también me ha dado por pensar en clasificaciones. Vaya.
Llevo años leyendo, corrigiendo, y escribiendo, sobre el comportamiento de los animales y sobre el de las personas, sobre todo el de las más pequeñitas, así que muchas veces no puedo evitar relacionarlos. Tampoco es nada original. Creo que todas las culturas han utilizado a los animales para explicar el mundo y la conducta humana.
Por ejemplo, sé de humanos leones que pasan el día durmiendo mientras su compañero/a caza por ellos, y cuyo único cometido es hacer alarde de su fuerza (se les supone) para espantar a los enemigos. Otros son águilas poderosas, que vuelan alto y rápido y lo ven todo, pero siempre solas. Hay más tipos solitarios de hombre-bicho: el homo-panda, o el homo-koala, porque necesitan pasar tantas horas alimentándose o durmiendo que les queda poco tiempo para relacionarse; o el homo-leopardo, que caza y esconde su botín para comérselo después sin que nadie le moleste. En cambio, los humanos abeja, u hormiga, centran sus esfuerzos en el bien colectivo; asumen su función (recolectores, constructores, cuidadores de la reina...) como parte de un ente único, llámese hormiguero, colmena o ciudad. Son los que tienen un sistema más complejo de comunicación entre ellos.
Los homo inseparable son los más “familiares”. Los inseparables no pueden vivir sin su pareja, y son de los pocos loritos que hacen un nido cálido para reproducirse. Pero hay más casos de amantes fieles en el reino animal. De verdad.
Las formas de defensa contra los enemigos también dan tipos curiosos: los homo
camaleonis se confunden con el entorno cuando se sienten amenazados; los humanos gacela huyen tan veloces como pueden; la gente sapo hincha el buche para parecer más grande y peligrosa; los homo erizo se hacen una bola de espinas y pinchan; los humanos escorpión... bueno, esos envenenan y se envenenan. Y también están los homo tortuga, o caracol, que se encierran en su concha con razón o sin ella, por si acaso.
En fin, son sólo algunos ejemplos que se me ocurren a bote pronto. Y admito sugerencias, claro.
Por supuesto, nadie se comporta siempre como un único animal. Hay momentos, etapas más largas o más cortas. Yo ahora, por ejemplo, llevo unos días un poco tortuga.
Pero la especie más peculiar es el homo ornitorrinco. Mamífero ovíparo, o sea, ni carne ni pescado; nada que realmente lo caracterice: pico de pato, cola de castor, pelaje de topo... todo prestado. Una broma de la naturaleza.

Ahora me corroe una duda existencial.
¿Son felices los ornitorrincos?

7 comentarios:

kika... dijo...

Ay madre vaya diítas que llevamos de duditas... ¿Son felices los ornitorrincos? No lo sé, pero no veo que haya evidencia empírica que diga lo contrario, así que asumiremos que son raros y felices, que lo cortés no quita lo valiente, supongo...

Mar, me ha encantado este post. No sé qué animal soy, sólo sé cuáles son mis favoritos, pero supongo que eso no cuenta...

Besos,
K

Anónimo dijo...

Tú, una libélula, por supuesto, como todas las hadas de provecho.
Más besos.

Kelly dijo...

Eso de libélula es muy bueno, Mar. Yo creo que le pega. Tú qué opinas, Kika?

kika... dijo...

Me pega MUUUUCHO. Como le dijeron a Henar una vez, una libélula es un insecto con cuerpo de palo y alas de hada...

Besos a las dos!!!
K

Me quedo con lo de mujer-libélula (me encanta)...

H dijo...

lo dijo la hija de una compañera de trabajo en un libro de palabras de un duende amigo... Yo me pido tigre!!

Anónimo dijo...

Henar. Yo te veo más lince, pero tú eliges, claro.

H dijo...

Lince no: no procrean en cautividad y encima les pillan los coches!!!